25/07/2021
Por: Leticia Álvarez y Camila Lira
Sara Beatriz Guardia es reconocida como una de las promotoras de los estudios de la historia de la mujer. Es autora de importantes libros como Mujeres Peruanas. El otro lado de la historia, la edición de dos tomos de Historia de las Mujeres en América Latina y Mujeres que escriben en América Latina, etc. Es fundadora y directora del Centro de Estudios La Mujer en la Historia de América Latina (CEMHAL) cuyo objetivo es promover el estudio de la historia desde una perspectiva de género. En el marco de los 200 años de nuestra independencia, es fundamental recordar la lucha de muchas mujeres por abrirnos el camino hacia la igualdad política. Por ello, en esta entrevista veremos una reconstrucción de sus principales contribuciones para la consecución del sufragio femenino.
Empecemos recordando a una de las pioneras del feminismo peruano, María Jesús Alvarado, quien en su emblemático discurso “El feminismo” (1911) manifiesta lo siguiente:
“Y no obstante el indiscutible patriotismo de la mujer, se le niegan los derechos políticos, se le prohíbe la intervención directa en los asuntos nacionales, en las decisiones que causan la grandeza o la ruina de la patria; se le concede el voto al más ignorante, venal y pervertido patán, y se le niega a la mujer ilustrada, proba y honrada – como dice Stuart Mill. ¿No es esto una tremenda aberración? Se niega a la mujer el voto, pero se la admite como reina, ¿no es esto una contradicción?”
En este discurso, María Jesús pone sobre la mesa 4 reformas fundamentales: educación, trabajo, derechos civiles y derechos políticos. En este primer punto quisiéramos destacar el énfasis sobre la relación entre patriotismo y derechos políticos. Empezando por la valentía de las espartanas, y culminando con la heroicidad de las mujeres tacneñas demostrada en la defensa de la identidad peruana frente al violento proceso de chilenización. ¿Nos podría hablar un poco más sobre la importancia de este discurso y esta asociación?
Este discurso es muy importante por varios motivos. Estamos hablando de 1911, es decir, 110 años atrás. Por primera vez el público en Lima conocía lo que significaba una conferencia sobre feminismo y sus fundamentos. Algo muy importante porque abre el espacio para debatir, estar enterado y conocer sobre qué eran los derechos fundamentales que María Jesús Alvarado proponía.
Antes de hablar del patriotismo, que me parece un tema importantísimo, quisiera hablar del tema del derecho a la educación ¿por qué educación? porque sin educación no puedes tener acceso absolutamente a nada. Por lo que ella plantea, primero, la educación de la mujer para que, desarrollando su intelecto, tenga acceso a empleos públicos y profesionales, además de los mismos derechos civiles y políticos que el hombre. No hay que olvidarse que recién en 1908, más de 3 siglos después de la fundación de la UNMSM, mediante el Decreto Supremo 801 se otorgó a las mujeres la facultad de ingresar a las universidades. Recién en el segundo gobierno de Castilla es que se norma la educación y se pueden ampliar los cursos a las mujeres que al comienzo eran religión, ortografía y dibujo. Ella recoge esto porque sabía qué significaba el conocimiento y el saber para proyectarse como persona.
Respecto al tema del patriotismo, a lo largo de su discurso ella va hablando de cuántas mujeres patriotas, cuántas mujeres lucharon militarmente en todos los países del mundo. Se remonta hasta Grecia, Roma, siglos atrás, para explicar que en el estudio de los anales históricos vas a encontrar mujeres en batallas, en procesos de emancipación. Ella pone el ejemplo de Francisca Zubiaga, la esposa del presidente Gamarra, quien va a caballo y vestida de coronel a un levantamiento que ha instigado contra los opositores de su esposo. Antes de ella también estaban una enorme cantidad de mujeres: Micaela Bastidas, las cacicas que pelearon por la independencia, etc.
Claro, nos pareció muy interesante que a través de la historia y, en este caso, también del patriotismo, ella haya demostrado la capacidad de las mujeres. Otro punto que también queríamos destacar era su preocupación por el sector indígena.
Otro punto que está vinculado con el derecho al sufragio es que el Perú es un país que desde siempre ha estado fragmentado entre una parte que es Lima, el centralismo, y lo que son las zonas andinas. El desprecio al indígena ha sido parte fundamental en la construcción de la sociedad colonial. Ella, en 1912, se incorpora al Comité Directivo de la Asociación Pro indígena que había fundado Dora Mayer con Pedro Zulen y ahí en una conferencia dijo: “Denuncio a la servidumbre, a la explotación indígena y exhorto a las autoridades a dotar a los indígenas de justicia, derechos y protección legal”. Ella no solamente está luchando por un sector de mujeres para que voten. No es que las mujeres en Lima puedan, pero no puedan en Puno. Ella lucha para que en todo el Perú puedan acceder a puestos de trabajo, tener educación y no pueda haber un maltrato. Eso me parece que es fundamental, ¿cómo puedes hacer un movimiento si no trabajas integralmente?
¿Cuál sería el rol de su institución Evolución Femenina en la lucha por el sufragio?
Este trabajo integral se manifiesta en 1914 cuando ella funda la primera organización feminista del Perú: “Evolución Femenina”. Esta asociación estaba integrada por mujeres de la clase media y orientada a la incorporación de los temas que he mencionado. Asimismo, inicia el debate en torno al sufragio femenino. Así, con el propósito de incorporar sus ideas de enseñanza, ella crea, en “Evolución Femenina”, una importantísima institución: “Moral y Trabajo”. En la inauguración dice: “La decadencia de la moral social nunca se origina en la libertad y cultura de la mujer, por el contrario, son su esclavitud y su ignorancia las que relajan las costumbres, cuando la mujer se cree nacida para el placer y el servicio del hombre, su ideal supremo entonces es ser odalisca preferida y la sociedad toda se convierte en un harén, pero cuando tiene conciencia de la dignidad humana y de su destino social, se dignifica a sí misma y dignifica el medio”. Fíjense qué importante es ello en este período.
Después, impulsó la Escuela de Enfermeras donde luchó por las reivindicaciones, ya no solamente de la educación y de lo que hemos hablado, sino para que las mujeres tenga un participación real y efectiva en el trabajo. Luchó para que las mujeres sean consideradas trabajadoras y que además puedan participar y trabajar en las Sociedades de Beneficencia Pública. Con este fin, retomó lo que ya habían presentado 2 diputados, José Balta y Samuel Palán, en la Cámara de Diputados: un proyecto de ley que posibilitaba a las mujeres a que se incorporen al trabajo. En el debate se consideró que no estaban suficientemente preparadas y recién, en 1915, la Cámara de Diputados aprobó el Proyecto de Ley, lo que significó un triunfo para “Evolución femenina” y para todas las mujeres. Pero no se tocó la igualdad jurídica, solamente podían tener acceso al trabajo, nada más.
Manuel González Prada es, sin duda, un personaje fundamental en nuestra historia. Él, en el marco de su anticlericalismo radical, menciona que la Iglesia es una gran tara para la liberación de la mujer. En uno de sus ensayos, “Las esclavas de la Iglesia”, critica fuertemente la influencia que tiene esta institución sobre la mujer.
Este personaje es clave en ese período. Él plantea dos cosas fundamentales en su famoso discurso en el teatro Politeama del 29 de julio donde dice: “Hablo señores de la libertad para todos, y principalmente para los más desvalidos. No forman el verdadero Perú las agrupaciones de criollos y extranjeros que habitan la franja de tierras situada entre el Pacífico y los Andes, la Nación también está formada por las muchedumbres de indios diseminados en la mano oriental de la Cordillera.” Piensen la similitud que tiene este aspecto en las ideas de María Jesús Alvarado. Él también da una conferencia muy importante en 1904 que se titula “Las esclavas de la iglesia”. Ahí sí entra en una contradicción muy fuerte con la iglesia porque la responsabiliza de mantener a las mujeres apartadas del conocimiento y señala que sólo una educación laica las podrá salvar y cambiar de la situación en la que están.
El otro aspecto que también influye en el cambio de mentalidad y que ella también lo menciona es la reforma universitaria que se inicia en Córdoba, en 1918. Es una reforma de renovación de los viejos métodos de una enseñanza racional, científica, moderna, es un vuelco a la educación. Tanto Manuel González Prada como esta reforma son claves en su pensamiento
Claro, ella apuesta por una pedagogía científica. Está en contra del clásico modelo colonial memorístico y en contra de los castigos corporales.
Es que la educación te cambia las costumbres. El cambio de una educación repetitiva, con los mismos esquemas, colonial a una educación científica era fundamental. Una pedagogía que abra horizontes, que te permita leer todos los libros y no tener libros prohibidos, que abra las luces a un horizonte de la modernidad en ese momento, de los grandes escritores.
Su rebeldía y preocupación por diversos sectores sociales la llevan a un exilio durante 12 años en Argentina, ¿nos podría comentar un poco más sobre ello y de su actividad en Argentina?
Con mucho sacrificio su institución Moral y Trabajo logra comprar una imprenta que va a facilitar los materiales de estudio. En ese momento, se produce un conflicto muy fuerte de campesinos y mineros contra una Ley Vial de Servicio Obligatorio de Caminos que da el presidente Leguía, según la cual, imagínense, todos los hombres entre los 18 y 60 años tenían que trabajar gratuitamente de 6 a 12 días al año. Entonces, ante las amenazas del gobierno, todas las imprentas les cerraron el paso, no querían publicar absolutamente nada de ellos. Pero Evolución Femenina sí publicó y, en represalia, la imprenta fue destruida. María Jesús Alvarado fue 3 meses a prisión en la cárcel de Santo Toribio y después la liberaron con una condición: que se vaya del país. Según dicen, habría dicho Leguía: “Podría sucederle accidentes graves”. Fíjense cómo da la noticia en su editorial, dice: “Cuando las damas se meten en cosas de hombres, se exponen a tener que someterse a las consecuencias de actos viriles”. Entonces, ese era un acto viril, darles una imprenta, solidarizarse, era un acto viril. Eso no podían hacer las damas y cuando lo hacían, pues, se tenían que ir del país.
Ella permaneció en el extranjero 12 años pero regresó en 1935. En este periodo, sigue leyendo, sigue creciendo. Le han quitado, por supuesto, esa posibilidad de mantenerse luchando en su país, por lo que ella creía. Esa es una cosa lamentable. Ahí crea una dirección de extensión cultural y artística, publica dos novelas conocidas que son “La Perricholi”, “Amor y Gloria”, sobre Manuela Sáenz y Bolívar. En 1945, el gobierno aprobó la creación de su propuesta de crear un teatro nacional. Fíjense todo lo que hizo y todo lo que propuso y murió, no hace mucho, en 1971, a los 93 años. Me parece excelente que en este Bicentenario se la conozca más, se lea más sobre ella, porque realmente fue una mujer extraordinaria.
En su discurso “El Feminismo” ella menciona que la misión principal de la mujer es la maternidad, pero también argumenta que esta no es incompatible ni con el ejercicio de las profesiones liberales ni con la política, ¿nos podrías comentar más al respecto?
Ella quiso demostrar la importancia de la educación de las mujeres, no solamente en su rol como personas, sino porque son las que transmiten las enseñanzas a los hijos. Ella coincide con González Prada, cuando él dice que, si un hijo trae una lección sobre Calcuta, sabrá la mujer por donde se llega, en qué continente está. O sea, que no haya esa brecha que no permita hablar con el hijo o hijos y que no se les pueda enseñar. Así, pone a la madre como un centro importantísimo. No solamente en lo que significa en la vida y en el alimento, sino la transmisión de valores, de educación y de conocimiento. No creo que eso vaya reñido ni tenga una confrontación con la libertad, el acceso a la educación, a los derechos civiles, al contrario, creo que es una parte que completa ¿Cómo es posible que las mujeres, que traemos a los hijos, que tenemos parte importantísima en su educación, no podamos participar en trabajos y tengamos que depender del esposo? ¿Cómo es posible que las mujeres no puedan participar como ciudadanas, sino que tengan que callar, ni tener acceso a educación? Es decir, a nada. Algo terrible. Si te pones a pensar el papel de las mujeres, tan minimizado, con una situación tan fuerte, en el sentido de costumbre, religión, creencias, culturas, moral. La mujer que salía de noche era una inmoral, y era moral la que estaba todo el día en su casa metida y no hablaba con nadie. Precursoras como ella y otras mujeres nos han ido iluminando el camino para salir de ahí.
Zoila Aurora Cáceres también fue otra mujer importante en la lucha por el sufragio. Ella funda Feminismo peruano en 1924, ¿nos podría explicar cuál fue la importancia de esa institución en esa lucha?
Yo creo que acá hay un factor que es importante a destacar: ella es la hija del mariscal Andrés Avelino Cáceres y de Antonia Moreno. Su infancia está marcada por la Guerra del Pacífico. Así que acá hay un hecho histórico que va a repercutir profundamente en su vida. Por ejemplo, en su libro “La princesa Súmac Tica” ella revela su admiración por el patriotismo de la madre, por lo que significa este valor y el haber visto a su madre luchar con su padre. Antonia Moreno fue una mujer que combatió y que, sin embargo, no la recuerda nadie. Creo que eso es un hecho que tuvo que ver muy fuertemente en su vida y que tuvo una repercusión posterior. Además, cuando en 1895, el presidente Andrés Avelino Cáceres fue derrocado por Nicolás de Piérola y se tiene que exiliar, Zoila Aurora viajó con su padre a Buenos Aires. Ahí es donde se inicia un período fecundo en su vida porque frecuentó y estuvo en el círculo literario de Clorinda Matto de Turner que también estaba ahí. Ella estaba en ese país porque había escrito “Aves sin Nido”, un libro que repercutió muy fuertemente en la sociedad peruana porque cuestiona al clero, cuestiona a las clases altas. Es muy fuerte el libro. Cada vez va habiendo más manifestaciones en contra hasta que ella decide retirarse del Perú. Matto de Turner dirigía el Búcaro Americano y es allí donde publica, en 1896, el primer artículo de Zoila Aurora: “Emancipación de la mujer”. En ese artículo, que no está firmado por ella sino por un seudónimo, Evangelina, es muy importante porque ya está presente la necesidad del sufragio, la necesidad de una mujer emancipada con derechos civiles y políticos.
Otro punto fundamental es que después de 4 años en Argentina ella viaja a París, donde se gradúa en la Escuela de Estudios Sociales de La Sorbona en 1902 con la tesis “Feminismo en Berlín”. Después viaja a Italia, Alemania, en la época en que su padre ocupaba el cargo de representante del Perú. Cuando retorna a Lima, antes de fundar Feminismo Peruano, funda una sociedad de carácter cultural que es centro social de señoras que tenía como objetivo la educación de las mujeres sin recursos. ¿Cómo le das posibilidades a una mujer que no sabe leer ni escribir? Aunque le otorgues el derecho al sufragio, ¿qué hace? Entonces, ahí vemos la importancia de este proyecto
¿Cuál fue la importancia de su articulación con sectores de mujeres obreras y sindicatos? Por ejemplo, ella impulsó la creación del Sindicato de Costureras
Entre 1918 y 1923 el ambiente está muy movido. El 10 de marzo de 1918 es un día fundamental porque hay una primera manifestación estudiantil en la Universidad de Córdoba, justamente por la reforma universitaria. Acá en Lima se hace un Comité de Reforma que llama a una huelga general. También suceden rebeliones indígenas en el sur andino contra la explotación de los hacendados. En 1920, durante el segundo gobierno de Leguía, se promulgó la Ley Orgánica de Enseñanza que ordenaba que en las escuelas indígenas se intensificara el idioma español y se prohibía a los docentes hablar en quechua. Imagínense, un idioma, 100 años después de la independencia, no era reconocido y había que eliminarlo. Todo ello influye en ella y funda, en 1924, la Organización de Feminismo Peruano. ¿Qué hace este feminismo? Este feminismo no se centra en las universidades ni en los centros culturales, sino que se articula con sectores populares y obreros. Así, ella funda el Sindicato de Costureras y de las Trabajadoras de la Compañía Peruana de Teléfonos. Son dos sindicatos fuertes de mujeres y son claves en el estudio del movimiento obrero y su formación.
¿Cómo logró conciliar su feminismo católico con su lucha por la igualdad política de la mujer?
El feminismo de Zoila Aurora Cáceres podía resultar paradójico. Ella era una mujer profundamente católica y por eso, quizás, nunca discutió con este feminismo católico conocido como marianismo. Este feminismo citaba la maternidad como el centro, como la actividad principal de las mujeres. Así que ella no choca, no se opone, no toca ese tema, a pesar de que el feminismo católico se oponía al sufragio femenino porque sostenía que, por esta acción, las mujeres podrían masculinizarse. A pesar de esa contradicción, su papel es valioso en la lucha por el sufragio, en la igualdad de salarios, etc. No se quedó en la escritura, sino que implementó acciones durante 14 años y ella sí llega hasta el 31 luchando para que la Asamblea Constituyente de 1931, apruebe el derecho al sufragio.
Hay una obra interesante en donde se registra todo lo que hace. No se imaginan la cantidad de artículos, escritos que se encuentran en esta obra. También cartas dirigidas a un montón de hombres importantes para que apoyen el sufragio. Entonces, a través de eso tú puedes conocer cómo, por ejemplo, reaccionó Jorge Basadre, José de la Riva Agüero, Dora Mayer, Luis Antonio Eguiguren, José Antonio Encinas, Miguelina Acosta, Luis Alberto Sánchez, Luis Alayza y Paz Soldán. Nadie le discute, nadie se opone a ella, pero siempre teniendo cuidado con que la mujer conserve su lugar, pues era muy fuerte esta sensación de que las mujeres debían ocupar un lugar en la casa y que la maternidad era su única función. Todo lo demás lo debía hacer el hombre. Romper con eso no era nada fácil.
Muchas de las demandas que hemos visto calan en el debate del Congreso Constituyente de 1931. En este debate varios partidos defienden el rol tradicional de la mujer con argumentos que en la actualidad indignarían a más de una. ¿Nos podría comentar un poco sobre este debate?
En 1931 se empezó a discutir por primera vez el sufragio en la Asamblea Constituyente, instalada durante la asunción como presidente de Luis Sánchez Cerro, quien haría un golpe. Era un contexto de confrontación política y violencia en el que se discute el rol que debía desempeñar la mujer. Finalmente, luego de 2 o 3 meses, y con una tenaz oposición de los sectores políticos conservadores, se otorgó en el 33, en el artículo 86, el voto municipal a las mujeres alfabetizadas y mayores de 21 años. Esta situación expresa una construcción de la ciudadanía sustentada en un modelo de la división de lo privado y lo público que articula estructuralmente las sociedades jerarquizadas. Según este modelo los hombres aparecen como los únicos capaces de gobernar y de dictar leyes, mientras que las mujeres ocupan un lugar secundario, en el espacio privado, en el hogar, alejadas de los grandes acontecimientos de la historia. Esto es lo que se está dando ahí.
En este debate por el sufragio femenino, que se llevó a cabo en 7 sesiones, entre el 26 de diciembre de 1931 y el 12 de enero de 1932, tres posiciones políticas son las que están mayormente expresadas. Una primera contraria al sufragio de las mujeres (liderada por el Partido Descentralista del Perú), otra que proponía el sufragio restringido o calificado (sustentada por el APRA) y una tercera que planteaba el voto irrestricto y amplio a las mujeres (defendida por Unión Revolucionaria). Al no llegar a un consenso sobre estas 3 posturas, el senador Víctor Manuel Arévalo plantea una propuesta alternativa conciliadora que consistía en otorgar el voto en las elecciones municipales para las mujeres peruanas mayores de 21 años que supieran leer y escribir y que debían estar casadas o ser madres de familia. En consecuencia, este debate sobre el derecho al sufragio podría resumirse en el siguiente planteamiento que creo que sintetiza todo: que las mujeres todavía no estaban preparadas para acceder al sufragio y que había que otorgarles, para que vayan poquito a poquito, el derecho al voto municipal.
Claro, ¿y en este caso no sería un poco paradójica la postura del APRA? Pues tenían como miembro a una mujer como Magda Portal quien además fue cofundadora de este partido político
Efectivamente, Magda Portal fue fundadora con Haya de la Torre del partido aprista en México, cuando ella estaba deportada. Además, en 1930, ella ya estaba elegida como Secretaria Nacional del Comando Femenino Aprista. Ella no estaba como una militante fundadora en la parte intelectual, organizativa o de militancia. Ella está en el tema de las mujeres. Ella sostuvo que, por las condiciones de pobreza, de atraso y de explotación de la sociedad peruana, las batallas eran de hombres y de mujeres. No habían batallas de hombres y batallas de mujeres, no estaban separadas. Incluso define su oposición al feminismo. Ella lo expresa, no lo oculta, lo escribe. Un ejemplo es cuando se refiere a las mujeres de clases altas que pedían el voto y dice: “Nuestras luchas compañeras, no están basadas en nuestro sexo, una lucha que dejamos para las feministas. Luchamos por la justicia para todos porque si la justicia viene para nuestros compañeros varones, vendrá como consecuencia para nuestros hijos y para nosotras. El partido no hace distinción, los hombres son tan explotados como las mujeres, la injusticia social pesa igualmente en hombres y mujeres. El hambre, la pobreza y la miseria no hacen distinción entre hombres y mujeres, nuestra batalla es en contra de una sociedad basada en el privilegio”. Es esto lo que no está en contradicción, esto está de acuerdo con la postura del voto restringido que defendió el APRA en 1932. Ella no estaba en una posición diferente a la de su partido, está con la posición del partido, ella la avala. No renuncia porque no se le da el voto, ella continúa y avala esto.
A partir del 33, se ve un cambio gradual en Magda. Cuando ustedes estudien biografías, verán que no hay una cuestión lineal, la gente cambia, puede progresar o no, pero hay cambios, nadie se mantiene exactamente igual. Por ejemplo, en su libro publicado en 1933, “Hacia la mujer nueva”, ya está hablando de la situación de la mujer en la sociedad y hace un llamado a las mujeres para luchar por sus derechos, que entren a la lucha política.
Claro, incluso en una entrevista que le hacen en la Universidad de California ella definió su vida como la de una luchadora social. Menciona que no había pensado hacer un trabajo exclusivo por la mujer, sino que al ver que la mujer era un sujeto tan discriminado es que ella decide luchar para que la mujer alcance su libertad.
Y algo que también me parece importante destacar es cómo ella prepara el Congreso Constituyente de 1948, el Congreso del APRA. Ella, durante meses, prepara las bases, a la gente, se aboca a un trabajo realmente impresionante. Sin embargo, es en ese Congreso donde ella renuncia al partido por el que había dado años de lucha. Era tanta la sorpresa cuando leí esto que le pedí una entrevista que publiqué en la primera edición de “Mujeres Peruanas. El otro lado de la historia”. Una de las preguntas era, precisamente, ¿por qué había renunciado? a lo que ella respondió: “Renuncié porque las conclusiones del Congreso sostenían este enunciado: “Las mujeres no son miembros del partido aprista porque no son ciudadanas en ejercicio”. Me levanté y pedí la palabra, Haya dio un golpe en la mesa y dijo: “No hay nada en cuestión”. Insistí que quería hablar y él volvió a repetir lo mismo. Ante eso, me levanté con un grupo de mujeres y dije en voz alta: ¡Esto es fascismo! Después, me eligieron segunda secretaria general del partido, pero me quitaron la dirección del Comando de Mujeres. No volví nunca más. Fueron 20 años de intensa actividad política, 20 años que me enseñaron mucho y de los cuales no me arrepiento”. Acá tú ves una evolución: ella pide en el 48 lo que no estaba pidiendo en el 31, 32 o 33: que las mujeres tengan ejercicio político, ocupen cargos políticos. Entonces, ella renuncia, no se queda en el partido que no reconoce a las mujeres como ciudadanas.
¿Por qué el Perú termina siendo uno de los últimos países en obtener el sufragio femenino?
Por qué somos los últimos en tantas cosas, ¿no? Hay acá algo más profundo que estudiar, yo creo. El Perú fue la cabeza de un imperio, la fuerza del colonialismo fue muy fuerte. Además, el virreinato estaba acá, este era el virreinato que agrupaba todos los países. El centro era Lima, donde estaba el poder político, eclesiástico, jurídico, y, aunque después se creó el Virreinato de La Plata con Argentina y de Nueva Granada con Colombia, el poder siguió acá. Por eso la represión ha sido tan violenta, por ejemplo, contra Túpac Amaru. Hay una violencia contra todo y, también, podríamos decir que el Perú fue uno de los últimos que obtuvo la independencia, no solamente hablemos del sufragio. El proceso de independencia aparece a partir de 1808 cuando se crean las Juntas de Gobierno y ya en 1810, 1811, 1812, 1817 ya se están independizando otros países. Nosotros somos en 1821 y ojo, todavía esa independencia no se cerró totalmente porque en 1824 la Batalla de Ayacucho fue en la que finalmente se declaró la independencia. Recién en el 36 se firma un tratado que se reconoce al Perú como nación.
Ahora quisiera referirme a lo que significó la promulgación del sufragio, que se dio el 7 de septiembre de 1955, en el gobierno nada democrático de Odría. En los artículos 84, 86 y 88 se faculta a peruanos, varones o mujeres, mayores de edad, a expresar su derecho al sufragio. El 17 de junio de 1956, las mujeres peruanas votaron por primera vez en las elecciones generales donde fue elegido Manuel Prado como presidente. También en esos comicios las mujeres llegaron por primera vez al Congreso en calidad de senadoras y diputadas para el período 1956-1963. De 54 escaños que tenía el Senado, uno le correspondió a una mujer, Irene Silva de Santolalla, senadora de Cajamarca y en la Cámara de Diputados, de 182 escaños, 8 fueron para mujeres: Manuela Candelaria Billinghurst López, Alicia Blanco Montesinos de Salinas, Lola Blanco Montesinos de La Rosa Sánchez, María Mercedes Colina Lozano de Gotuzzo, Silva Linares de Santolalla, Irene, Matilde Pérez Palacio Carranza, Carlota Ramos de Santolaya, María Eleonora Silva y Silva, Juana Magdalena Ubilluz de Palacios. En 1979 la Constitución Política del Perú estableció el voto universal en el que se amplió el sufragio para la población analfabeta. Esta medida permitió que muchas más mujeres se pudieran presentar para ejercer sus derechos políticos, porque ya no tenían saber leer y escribir. En otros años surgieron organizaciones de mujeres de los sectores urbanos populares que se movilizaron en pro de conquistas sociales ante la carencia de una política del Estado.
En 1991 se creó el grupo parlamentario de mujeres con el fin de impulsar 3 propuestas: coeducación, prevención de la violencia contra la mujer y la ley de comisarías para las mujeres. En el Congreso Constituyente de 1993 se aprobó una ley contra la violencia familiar y se creó el Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social. En el 94 se crea la comisión de la mujer en el Congreso y en el 97 el sistema de cuotas. Había una progresión lenta, pero había. Así, en 1998, la Ley General de Elecciones estableció que los partidos políticos debían incluir en sus listas candidatas mujeres en un porcentaje mínimo del 30%, tanto en las elecciones internas como en los procesos de elecciones generales. Entonces, vemos cómo la incorporación de las mujeres ha ido aumentando, no solo hay que quedarnos en el sufragio. Si bien, en 1956, fueron elegidas 7 mujeres, en el 80 al 85, 15, después, del 85 al 90, 13 mujeres, del 90 al 92, 16, del 95 al 2000, 13. En este período por primera vez una mujer presidió el Congreso y también hubo mujeres integrantes en la Mesa Directiva. En el gobierno de transición 2000-2001 se produjo un significativo aumento: se eligieron 26 mujeres al Congreso. En el período 2011-2016 han sido elegidas 28 mujeres
Vemos cómo, obtenida la igualdad jurídica, se ha logrado avanzar en la representación. Pero queda por delante la lucha por lograr una plena participación política como ciudadanas que no se está dando en su totalidad. ¿Por qué? porque hay que cambiar los paradigmas, las prácticas y ejercer realmente los poderes y libertades tan duramente conquistados. Es necesario, además, tener en cuenta que la relación de la mujer en términos de poder y liderazgo es muy compleja debido a condicionamientos culturales. Por ello, creo que la resolución del problema de la representación política, los derechos ciudadanos, la igualdad social y la participación popular guarda relación con la renovación de las sociedades civiles y la consolidación de la democracia.