La creatividad de los niños es como la fórmula uno de la publicidad
Como publicista hice algunas cosas para niños relacionadas al cuidado del medio ambiente y me gustó. Entonces, dije: "voy a intentar escribir algo más". Escribí una historia sobre el ratoncito de los dientes o algo así. Hablaba de las gatas imperialistas que se peleaban con los ratones, era tan político mi cuento que mis amigos se reían y me preguntaban si realmente era para niños. Eso fue lo primero que escribí. La gente moría de risa porque decía que para niños no era, entonces ya empecé a entrar un poco más en el tema. Eso fue en los años noventa, luego escribí el Capitán Fush, pero una primera versión.
En el año 2000, revisé esa primera versión y fui a un taller de literatura infantil con Jorge Eslava. Ese taller me sirvió mucho y pude hacer algunas correcciones, justo por esa época fui a visitar a la gente de la Editorial Santillana. Pero antes de eso, no estaba segura de si al niño le iba a gustar el cuento o para qué edades estaba escribiendo. El tema de las edades se me hacía un lío, esa era mi mayor duda. Me puse a averiguar si había un taller de escritura dirigido a niños, y le pregunté a Alonso Cueto, quien me dijo que no conocía y me animó a crear uno yo misma llamado Club de Pequeños Escritores, yo ya escribía cuentos, y con la creatividad publicitaria uno siempre tiene ideas en la cabeza.

Crear cuentos con niños es la cosa más divertida que te puedas imaginar. En ese entonces tenía la experiencia de enseñar a jóvenes, y me parecía bacán la velocidad con la que creaban, pero trabajar con niños es la fórmula 1 de la publicidad. La velocidad en la que podían juntar una idea con otra (brainstorming) era increíble. Todos los días escribían cuentos, en cada sesión cada uno se iba con su cuento y con su dibujo. La experiencia de hacer talleres con niños me dio la seguridad de decir “esto va para tal edad” y aprendí lo que funcionaba y lo que no.
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No hay forma que tú escribas un cuento para niños que no transmita valores, pero a mí me parece importantísimo escribir un cuento divertido. Que lo leas, te diviertas y lo disfrutes. El niño lo recuerda por lo que narra y no porque sea una moraleja. La moraleja llega por sí sola. Por ejemplo, mi libro del Capitán Fush es sobre las aventuras de un hámster que lo único que quiere es escaparse su jaula y comer todo lo que pueda. Es así que conoce un gato y surge el valor de la amistad y solidaridad.
¿Qué tan importante es el uso de las ilustraciones en los libros infantiles?Tú no puedes hacer un cuento para niños sin el complemento visual. El niño es netamente visual, él lee las ilustraciones y luego lee el texto o le leen el texto. Escribiendo para grandes tú dices: "Acá tengo en mi USB mis cuentos", pero a ver muéstrale a un niño tu cuento en un USB. No existe, no existe hasta que no esté editado e ilustrado. Sino, ¿cómo comunicas? Por eso, el 50% del trabajo lo hace el ilustrador que entienda y captura lo que tienes en mente. La ilustración del Capitán Fush contó con el excelent trabajo de Alex Landauro.


Después de Fush, hice más cuentos una institución me los pidió. Pero me dijeron que estaban buscando cuentos con respecto a ciertos temas específicos. Entonces, me dijeron que el tema era las fuerzas de la naturaleza. Así que escribí sobre el viento y sobre el mar. Así nacieron Tito y Ron, el vientito y el ventarrón y Lita y Lota, una olita y una olota. Y esos dos cuentos me publicaron después. Esos son para los más chiquitos y son con rimas. Esos cuentos me han dado un montón de satisfacciones porque no existían cuentos que tengan personajes como el viento, la ola, y los chiquitos lo captan así.

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