Francisca Sepúlveda, 13 de mayo.
¿Cuántas veces has dicho: “este proceso está bien, dejémoslo así por ahora”? Y sin darte cuenta, ahí empieza el estancamiento.
Actualmente estoy trabajando con dos empresas. Una busca automatizar procesos para liberar capacidad operativa. La otra está lidiando con cuellos de botella que frenan ventas y saturan al equipo. Dos situaciones distintas, el mismo problema de fondo: procesos que ya no sostienen el crecimiento.
Revisar cómo operas no es algo que se hace “cuando haya tiempo”. Es una necesidad estratégica. Lo que distingue a una organización escalable de una que vive en modo reactivo no es el talento del equipo, ni la cantidad de reuniones: es la calidad de sus procesos.
¿Cómo se manifiesta el problema?
Lo veo a diario en empresas que ya crecieron, pero se quedaron con estructuras operativas de cuando eran más pequeñas:
- Clientes que reclaman y nadie sabe quién responde.
- Tareas duplicadas por falta de roles definidos.
- Líderes absorbidos por la operación, sin espacio para pensar.
- Plataformas caras que no generan valor porque los flujos siguen siendo analógicos.
Y como “más o menos funciona”, nadie lo cuestiona. Hasta que…
…todo se vuelve insostenible.
Rotación en el equipo. Clientes frustrados. Ventas que no escalan. Decisiones que se atrasan. Proyectos detenidos por falta de claridad.
Y en ese momento, entendemos que el problema no era la carga de trabajo: era la falta de estructura.
“El 68% de los líderes reportan que los procesos internos ineficientes son el mayor obstáculo para acelerar la transformación digital de sus organizaciones.” — Deloitte Global Human Capital Trends Report
¿Por dónde empezar?
No necesitas hacer un rediseño masivo. Solo elegir un proceso clave y auditarlo de principio a fin. Mi recomendación: parte por el que más dolores de cabeza te está generando hoy.
Pregúntate:
- ¿Quién hace qué, exactamente?
- ¿Dónde hay inconsistencias o tareas repetidas en el flujo?
- ¿Cuántas tareas siguen dependiendo de mí?
- ¿Qué errores se repiten y nadie está midiendo?
No necesitas ser experto en procesos para encontrar esas respuestas. Necesitas foco y voluntad de ordenar antes de innovar.
¿Qué pasa cuando se ordena?
Empresas que han trabajado conmigo logran:
- Reducir el tiempo perdido en tareas repetitivas.
- Delegar con claridad, sin temor a perder control.
- Tomar decisiones basadas en datos, no en intuición.
- Escalar sin fricciones, porque hay procesos que lo permiten.
- Recuperar capacidad directiva para pensar y liderar, no solo apagar incendios.
¿Qué tiene que pasar para que lo priorices?
Muchos líderes me dicen: “ahora no tengo tiempo para revisar esto”. Siempre les respondo lo mismo: ese es el síntoma más claro de que lo necesitas.
Postergarlo te va a costar caro: en ventas, en clima laboral y en eficiencia. Hacerlo hoy te permite construir una base sólida para liderar con visión, no desde la urgencia.