Catorce estudiantes del curso Plan de Marketing, dictado por la profesora Rosa Guimaray en la Facultad de Gestión y Alta Dirección, viajaron a Iquitos para elaborar nuevas estrategias de marketing dirigidas a empresarios del sector turístico y gastronómico de la región. Anel Montes, Hellen Champi, Leidy Gomez y Kazumi Oblea, integrantes del grupo de alumnos, nos compartieron su experiencia.
Llegar a la capital del departamento de Loreto fue, para las estudiantes, salir de la zona de confort. La incertidumbre inicial pronto dio paso a la calidez de quienes las acogieron. Pilar, gerente del restaurante La Mishkina, las recibió con un abrazo y una frase que marcó el encuentro: “Ustedes van a ser mis hijos”. Desde ese momento, se sintieron parte de una comunidad que les abrió las puertas no solo de sus negocios, sino también de sus historias. “Sentimos que confiaron en nosotras, y eso nos comprometió más. No trabajamos solo para obtener una calificación, sino para alguien que creía en nuestro potencial”, recuerda Kazumi.
Desde el primer día, las alumnas notaron que la gestión empresarial no se vive igual en todos los territorios. En el oriente peruano, las problemáticas sociales, económicas y culturales son profundas, y comprenderlas fue el primer gran reto. “Tuvimos que replantear todo y empezar de cero. Al principio intentamos aplicar modelos que funcionaban en Lima, pero pronto entendimos que era necesario escuchar y observar antes de proponer”, relata Anel.
Desde la alimentación hasta la forma de comunicarse, todo suponía un ejercicio de adaptación constante. Las estudiantes nos cuentan que, en muchas ocasiones, las reuniones se extendían porque los empresarios narraban historias personales o anécdotas de la región. “No solo querían mejorar sus negocios, sino compartir su cultura y ser escuchados”, señala Leidy.
La convivencia fortaleció su capacidad de organización y trabajo en equipo. “Aprendimos a apoyarnos y a tomar decisiones bajo presión”, comenta Kazumi. El acompañamiento docente fue fundamental durante la experiencia. La profesora Rosa Guimaray y el asistente Raúl Alvarado no solo guiaron el trabajo académico, sino que también impulsaron al grupo a reflexionar sobre el enfoque social de su profesión. “Nunca nos sentimos solas. Nos guiaron, nos escucharon y nos motivaron”, añade Leidy.
Al regresar a Lima, las cuatro estudiantes coincidieron en que la experiencia en Iquitos dejó una huella importante para su formación profesional. “A veces pensamos que, por ser estudiantes, no se nos va a tomar en serio. Pero estar cara a cara con empresarios que confían en ti demuestra que sí estás preparada y que tus ideas pueden aportar”, reflexiona Anel. La vivencia también les permitió ampliar su comprensión sobre su carrera y su rol como futuras gestoras. “Este viaje me hizo ver que gestionar también implica entender el territorio y adaptarse”, concluye Hellen.
Hoy, Anel, Hellen, Leidy y Kazumi esperan que más cursos puedan generar este tipo de espacios. “Hay muchas regiones que necesitan ser escuchadas y visibilizadas”, señala Hellen. Las cuatro coinciden en que ser gestoras no solo es resolver problemas, sino también acompañar procesos y comprender los contextos.