Un coloquio que continúa haciendo historia

El coloquio de estudiantes de Historia es uno de los eventos con mayor trayectoria en nuestra universidad. Desde 1990 sirve como un espacio de discusión en el que alumnos y jóvenes egresados de Historia presentan los primeros avances de sus investigaciones. Asimismo, las comisiones organizadoras han tenido el reto, en cada edición, de mejorar la presentación del mismo. Este año no será la excepción.

Para Talía Celi, coordinadora del evento, el ingrediente central era “hacerlo no más informal, pero sí actualizar un poco la tradición”. Nos cuenta que el afiche oficial fue la manera por la que marcaron esa diferencia: “Buscábamos hacerlo más atractivo a las personas, tener más llegada a las demás especialidades y transmitir el mensaje de que no era algo solo para historiadores”.

El afiche está basado en la famosa pintura mural de Leonardo Da Vinci, “La última cena”, pero en vez de observar a un Jesús departiendo con los apóstoles, encontramos a varios personajes de la historia universal y peruana, como Cleopatra, la reina Victoria de Inglaterra, Atahualpa, entre otros. Sin duda, es una gran estrategia para generar expectativas, sobre todo pensando en el siguiente año en el que se celebrarán las bodas de plata de este evento. “Lo principal es que estemos en la mirada pública”, enfatiza Talía.

El programa también nos brinda otra característica especial de este coloquio. Talía precisa que “se ha logrado un coloquio bastante interdisciplinario, pues nos acompañan investigadores que no son necesariamente historiadores, como Adriana Scaletti y Wiley Ludeña, arquitectos, o Rosabella Álvarez-Calderón, arqueóloga”.

La participación de estudiantes y egresados de la PUCP como ponentes es un aspecto que destaca en el programa. Al respecto, la coordinadora comenta que, en ediciones pasadas, había poca participación de los estudiantes de la PUCP, por lo que, a lo largo del año, “acosaron” a estudiantes y egresados para que enviaran trabajos o avances de tesis. La respuesta fue positiva. “La idea de todo este esfuerzo es promover el material académico de nuestra universidad, por lo que nuestra meta como comisión se ha logrado”, señala con entusiasmo.

Organizar un evento no es una tarea fácil. En principio, puedes manejar lo académico, pero la administración de recursos humanos, el diseño de la publicidad, la elaboración del presupuesto y el planeamiento logístico lo aprendes en el camino. Sin embargo, esta experiencia es enriquecedora, como nos confirma Talía: “Aquí hemos aprendido a ser contadores y gestores. Este tipo de actividades nos ayuda a complementar nuestra formación académica no solo como investigadores sino también como gestores culturales”.

Contactar a investigadores extranjeros, como Charles Walker, Nancy Van Deussen o Michel Bertrand significó otro tipo de esfuerzo. Talía nos cuenta, por ejemplo, que el apoyo del Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA) fue importante para traer a Michel Bertrand. Otra gran ayuda provino de Margarita Suárez, docente asesora del coloquio, pues gracias a sus contactos con historiadores extranjeros, ayudó a agilizar algunos procesos.

Talía no está sola. En este camino, su gran apoyo han sido los miembros de la comisión organizadora, conformada por estudiantes que están en la mitad de la carrera, como Marilyn Céspedes y Alberto Lavanda, o por los que están finalizándola, como Alfredo Escudero, Giancarlo Mori y Alejandro Ruiz. No hay que olvidar al resto de estudiantes, ya que, desde que uno entra a la especialidad, empieza a apoyar, ya sea como comentarista o moderador: “Es un trabajo que excede a la comisión, por lo que toda la especialidad debe estar involucrada. Es nuestro compromiso como comunidad historiadora”.

Talía, al igual que sus demás compañeros, los esperan a partir de mañana 21 hasta el viernes 24 de octubre para que “vivan la experiencia con nosotros” discutiendo las investigaciones que ofrecerán las (nuevas) voces de la historiografía nacional.

Mira el programa completo aquí.