27/05/2014 Noticias

«En una facultad donde suele haber una gran demanda de investigadores, el PAIN es una oportunidad que no debería desperdiciarse.»

Jaime Castillo es uno de los pocos que ha ganado dos veces consecutivas el Programa de Apoyo a la Iniciación en la Investigación (PAIN). Recién egresado de la carrera de Humanidades, de la mención de Estudios teóricos y críticos, los dos proyectos que presentó son diferentes por varios aspectos. El primero, sobre la propuesta ética a partir del psicoanálisis de Jacques Lacan, fue trabajado con William Aranda y tuvo un carácter interdisciplinario. En cambio, el segundo, presentado de manera individual, fue sobre el análisis del proyecto filosófico de Quentin Meillassoux. Sin embargo, en ambos casos tuvo el valioso apoyo de Mario Montalbetti, un académico polifacético y con quien entabló una relación académica fluida.

Jaime Castillo

Provienes de las nuevas carreras de Humanidades, en tu caso, de la mención de Estudios teóricos y críticos. ¿Qué nos puedes contar sobre tu formación?

Cuando ingresé a la universidad en el año 2009, me interesaba bastante la literatura y tenía pensado seguir dicha carrera, pensaba dedicarme a la producción literaria y también a la vida académica. Luego, a partir de algunos cursos que tomé en EE. GG. LL., se reforzó el interés que ya tenía por la filosofía. Un día, mientras visitaba la web de la Facultad, descubrí que se habían creado nuevas carreras, las cuales permitían incorporar en un mismo plan de estudios cursos de diversas especialidades; a partir de ello me puse en contacto con la profesora Cecilia Monteagudo, quien tenía a su cargo la coordinación de la mención de Estudios teóricos y críticos y comencé a armar el plan de estudios que seguiría más adelante. Hablando ya de mi experiencia en la Facultad, me resultó bastante interesante seguir cursos que no pertenecían a una única área: llevar, por ejemplo, un curso de Filosofía Moderna y al siguiente día uno de Lírica española fue altamente enriquecedor. Ahora que he egresado, me he inclinado más por la filosofía y actualmente estoy haciendo mi maestría en dicha área.

¿En qué medida esta formación te ayudó a plantear un proyecto para el PAIN?

Tener una perspectiva amplia me ayudó para los dos proyectos que presenté al PAIN. En el primero, junto con William Aranda, entonces estudiante de Lingüística, nos planteamos la idea de articular una propuesta ética a partir del psicoanálisis de Jacques Lacan. En ese proyecto, trabajamos con Mario Montalbetti, profesor que tiene una aproximación interdisciplinaria, pues incorpora en su trabajo como lingüista asuntos concernientes a la filosofía, en particular, a la filosofía del lenguaje.

Mi segundo proyecto de PAIN fue estrictamente sobre filosofía. Este se ocupa del proyecto filosófico de Quentin Meillassoux, pensador joven y crítico a la tradición imperante en la filosofía continental. Esta tradición, nos dice, empezó con Inmanuel Kant, quien sostuvo la tesis de que el conocimiento de la realidad es siempre dependiente de la conciencia humana y el modo como esta se articula, ello devino en un cuestionamiento no solo del carácter objetivo del conocimiento sino también de su posible universalidad. Contra todo ello, Meillassoux plantea que, más allá de la finitud humana, existe la posibilidad de plantear juicios absolutos, algo a lo que la filosofía continental había renunciado desde, por lo menos, el siglo XVIII. En mi investigación, analizo en detalle la argumentación de Meillassoux y cuestiono los alcances de su proyecto filosófico en general. A partir de esta investigación, pude plantear mi tesis de licenciatura, la cual estoy concluyendo actualmente.

En ambos proyectos del PAIN, fuiste asesorado por Mario Montalbetti, poeta y también lingüista. ¿Cómo fue trabajar con él?

Conocí a Mario en el 2009 cuando lleve el curso de Estructura del lenguaje, en Estudios Generales Letras. Me pareció un profesor bastante capaz, entretenido y muy inteligente. En sus clases, no solo sabía transmitir la información de manera productiva, sino que nos hacía reflexionar bastante.  A partir de esta experiencia, empecé a tener contacto con él. Luego de asistir a varias de sus clases, William Aranda y yo decidimos proponerle que nos asesore en el primer PAIN (2012). Fue un asesor constante, nos reuníamos con él todas las semanas ya sea para revisar algunos textos o comentar nuestros avances, a partir de ello cada uno de nosotros elaboró un texto que fue el resultado final del proyecto. Esta relación académica fluida continuó en el verano del 2013, en el cual nos reunimos, ya con otros compañeros a discutir el texto Après la finitude de Quentin Meillassoux. Es partir de esta última experiencia que planteé el segundo proyecto para el PAIN, del cual ya te he hablado. Mario siempre ha sido una persona con la que hemos podido conversar; de hecho, hace ya algún tiempo, junto a William Aranda, César Sáenz, Mijail Mitrovic y Víctor Krebs, hemos conformado oficialmente el grupo QWXY-Seminario permanente de filosofía del lenguaje, el cual desarrolla actualmente un proyecto sobre el estructuralismo saussureano y sus repercusiones en las distintas aproximaciones contemporáneas al estudio del lenguaje.

¿Cómo el PAIN te ha ayudado  en tu formación académica o profesional?

En primer lugar, el PAIN ha permitido que mis propuestas, grupales o individuales sean, hasta cierto punto, públicas. A comparación de un trabajo de clase en el que el profesor te corrige, en este caso puedes trabajar de una manera más cercana con compañeros con intereses afines así como con la persona que te asesora. Además de ello, durante el proceso de selección, miembros de la comunidad académica te leen y evalúan tus ideas. Conocer las opiniones y críticas que estos especialistas tienen respecto a  tu trabajo es bastante productivo. Por otro lado, te permite convertir los resultados de tu proyecto en artículos publicables: el texto que presenté como contribución al primer proyecto del PAIN fue publicado en la Revista “Estudios de Filosofía” el año pasado. Finalmente, la ayuda económica resulta siendo un buen incentivo para dedicar una cuota importante de tu tiempo al trabajo de investigación.

¿Qué le recomendarías a aquellos que aún tiene dudas de participar en el PAIN?

¡Que no las tengan! Piensen en un problema que les interese y que estén dispuestos a trabajar durante un periodo más o menos amplio (nueve meses) y articulen a partir de ello un tema de investigación. Pierdan el miedo a hablar con un profesor de nuestra facultad, ellos, en principio, están dispuestos a ayudarlos, no recuerdo haber oído casos de profesores negándose a apoyar iniciativas. Si presentan su trabajo, así ganen o no, recibirán comentarios que nutrirán su investigación. En suma, es una buena oportunidad que no tendría por qué desperdiciarse, sobretodo en una facultad donde suele haber una gran demanda de investigadores.

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