20/07/2021

VOCES DEL BICENTENARIO: ENTREVISTA A ARTURO MALDONADO

El Perú del bicentenario: «Somos una república adolescente con un complejo de Peter Pan, no queremos madurar. Eso no corresponde solo a los políticos, sino también a los ciudadanos»

El politólogo Arturo Maldonado nos habla sobre la política peruana, el Estado y la generación del Bicentenario.

Por: Adriana Jiménez y Daniel Fernández

Arturo Maldonado es docente de Ciencia Política en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Doctor y Magíster en Ciencia Política por la Vanderbilt University, Estados Unidos. Además, es sociólogo titulado por la PUCP. Desde inicios del milenio es un conferencista frecuente sobre opinión pública en el Perú y América Latina. Fundó el grupo de análisis político 50+1. Es miembro del Latin American Public Opinion Project (LAPOP) y ha escrito artículos de opinión política en los diarios El Comercio y Perú21.

Paradójicamente, la que debería ser nuestra celebración como una nación libre por 200 años, llega en un contexto de gran polarización del pueblo peruano, lo que nos hace cuestionar si ¿En verdad somos una nación o solo un conjunto de individuos delimitados por un territorio que se identifica no más que por el fútbol o la gastronomía? La política del último quinquenio ha realzado grandes dificultades y planteado nuevos retos. En medio de la tan caótica segunda vuelta de los comicios presidenciales del 2021 para la elección del llamado “presidente del Bicentenario”, el profesor Maldonado aceptó hablar con nosotros sobre estas cuestiones que a más de uno causa incertidumbre. 

  • Desde su perspectiva, ¿Qué tan interesado se encuentra el pueblo peruano en la política?

En épocas electorales el interés de las personas en la política aumenta, sobre todo en un contexto particularmente marcado por una crisis política y electoral. La gente está atenta al desarrollo de las noticias. Esto no pasa en tiempos no electorales, pues en estos, el ciudadano se aleja del mundo de la política y no debería ser así. La política afecta a la vida cotidiana y, más aún, el ciudadano ajeno al contexto de la política posee una idea errónea de la misma.

  •  Entrando al tema electoral. Las elecciones presidenciales del 2021 hicieron evidente el ascenso de la izquierda en nuestro país ¿Cuál sería el principal balance que debe tomar la izquierda para generar un cambio y que ese casi 50% que votó en su contra llegué a entenderla?

Yo comenzaría con una nota de humildad. El señor Pedro Castillo debe pensar primero en el apoyo que tuvo en la primera vuelta, el cual sólo se reduce a poco más de 18%. El resto de los votos son votos prestados. A partir de esa base tiene que construir un proyecto que logre el 50+1 de los votos que aún no logra conseguir. Tiene que ampliar más su proyecto, pues digamos que debe incorporar a una derecha moderna y en su mayoría limeña. Es decir, no se gobierna para la capilla, sino para todos los peruanos. El equipo ejecutivo que llegue a formar debe tener una mayor amplitud. 

Por otra parte, la izquierda tiene que reconocer que el presupuesto del Estado peruano tiene límites. En ese sentido, debe haber un balance entre la expansión de los programas y cómo hacer para financiar estos. Saber qué se puede y cuándo se puede hacer. Por último, la izquierda va a tener una oportunidad de oro gracias a que se viene un aumento de los precios de las materias primas y habrá grandes recursos. Es el rebote luego de una crisis mundial y tenemos que subirnos a esa ola.

  • Como se mencionaba, el señor Pedro Castillo no recibió el apoyo del 50% del pueblo peruano. Nos dividimos profundamente y se manifestó por una apología del odio en un discurso teñido de racismo, discriminación y parcialidades, todo esto debido a la tan polarizada segunda vuelta ¿Cuál es su opinión al respecto? ¿Cree posible una pronta reconciliación entre el pueblo peruano?¿Podrá renovarse el pacto de convivencia social?

Hay una separación clara entre Lima y ciertas ciudades de la costa con el resto del país, sobre todo la amazonia y la sierra sur. No es solo electoral, sino socioeconómica, cultural, sectores más beneficiados del sistema que miran hacia afuera con valores materiales, y un sector que mira para adentro, nacionalista, tradicional y endógeno. Estas barreras nos dividen. Estas divisiones parecen estar dormidas cuando hay un periodo de bonanza, pero se activan en periodos de crisis. 

La reconciliación debería plasmarse en el proyecto de la demandada nueva Constitución. En la medida en la que sigan existiendo estos muros simplemente podemos decir que, la Constitución será un paliativo para las divisiones estructurales que no se solucionarán a menos que el Estado tenga la capacidad de implementar servicios públicos de mejor calidad para incorporarlos a la sociedad en general. Así, el peruano puede incrementar la confianza en el Estado. Esto recae en el famoso dicho “Ver para creer”. De esa manera, en mi opinión,  podríamos reconciliarnos.

  • Hablando de la capacidad del Estado ¿Cómo calificaría el alcance y capacidad del Estado de estos últimos años?

Es una verdad revelada que la pandemia ha desnudado la falsa ilusión de que el crecimiento económico podría ir aparejado de un fortalecimiento institucional. Hemos crecido, pero hemos descuidado nuestra capacidad de respuesta frente a los problemas más básicos como educación y salud. La COVID-19 ha revolucionado a la sociedad en su conjunto. Es lamentable que Perú aparezca en el primer puesto de muertes totales, muertes per cápita, ausencia de camas, número de contagios. Esto habla también de un descuido de parte de los políticos. Estos se preocupan más por su sobrevivencia que por el Estado, la calidad de servicios es muy diferente entre la costa, la sierra y la amazonia. Hemos descuidado la gestión de la bonanza del nuevo siglo y no se ha invertido en la institucionalidad. 

  • Como mencionó, la COVID-19 ha revolucionado a la sociedad en su conjunto, y uno de los aspectos más preocupantes es la economía ¿Considera usted que los grupos más golpeados como las pymes se puedan levantar luego de esta crisis económica que deslució la pandemia?

El crecimiento genera más crecimiento, en la medida en la que la economía se reactive se genera una bola de nieve. Depende del Estado y de cómo active la economía. La gente piensa más ahora en su propia familia y su alimentación que en invertir. Desde una perspectiva optimista, son las crisis las que motivan los emprendimientos de pequeños negocios que reinventan un mundo en el que se canceló la presencialidad. En ese sentido, también está la capacidad de la sociedad para volver a andar la rueda económica. Todo esto con el relevante apoyo del Estado para que esta dinámica se agilice.

  • Si hablamos de política inevitablemente debemos mencionar a los partidos políticos. En la primera vuelta de las elecciones 2021, la cantidad de partidos inscritos dividió el voto de los peruanos al punto que los candidatos a segunda vuelta pasaron con menos del 20% de votos. En ese sentido, ¿Se podría decir que existe un desprestigio de los partidos políticos peruanos?

Claramente, un desprestigio total. Existe una baja tasa de simpatía y militancia. Nos hemos alejado del contacto con los partidos políticos. Los miramos mal, no nos caen bien ni nos dan confianza. Mediciones comparativas ubican al Perú con la mayor desconfianza, algo en lo cual los partidos políticos han puesto su grano de arena. La oferta política no ha sido responsablemente planteada. No nos sentimos representados y tenemos que escoger entre menús deficientes y los representantes que salen elegidos, a excepción de pocos casos, terminan traicionando la confianza que le otorga el pueblo peruano.

Antes los partidos estaban más consolidados bajo un sistema con mayor representación y en elecciones mantenían un porcentaje considerable de votos, a partir de los 90 baja este apoyo a los partidos. En la actualidad, los términos de militancia, partidarios y bases han bajado mucho y hay una labor de construcción necesaria, algunos partidos tratan, pero las dinámicas de la política hacen que eso no sea lo más valorado. El atajo fácil para llegar a un puesto de representación es recolectar firmas o hacer campaña y ver si funciona, hablamos de los outsiders y novatos.

  • Por otro lado, en el campo de poderes, la batalla entre el legislativo y el ejecutivo parece haberse vuelto una constante en los últimos años. ¿Cómo se podría dar una eventual reconciliación de estos poderes en aras del desarrollo del país? 

Uno podría caer en el pesimismo de un presidente débil que tiene una oposición que podría llevar nuevamente a una danza de vacancias y cierres de congreso, quizá movilizaciones en la calle de ambos lados. El futuro del gobierno es un futuro otra vez de confrontación, de enemistad y alejamientos entre ejecutivo y legislativo. No digo que estos poderes tienen que llevar la fiesta en paz. Ambos se contrabalancean. el congreso tiene que fiscalizar, lo que no puede hacer es llevar esa función a una obstrucción y una falta de respeto con los funcionarios del ejecutivo. Una manera de solucionar esto depende mucho de la agencia de los actores políticos que haya voces razonables y si estas voces se imponen es posible pensar en una convivencia que no nos lleve a una danza de vacancias, sino que haya una convivencia donde ambos poderes se fiscalicen mutuamente. 

  • Ahora, quisiéramos hablar un poco sobre usted ¿Qué fue lo que le incentivó a encaminarse hacia el mundo de la política? ¿Nunca hubo interés en formar un partido o ser parte de alguno? ¿Por qué?

Soy sociólogo de pregrado, pero como sociólogo egresado a inicios del año 2000, mi generación vivió la última etapa del gobierno de Fujimori. Eso despertó en nosotros, estudiantes para entonces, un interés por el fenómeno político. Además, esto coincidió con el resurgimiento de la carrera de ciencias políticas. Así, primero incursionó como jefe de práctica, pero luego se notó que es un campo bastante provechoso, así que hice un posgrado en el extranjero y posteriormente volví a ser profesor en la universidad.

Partiendo del recuerdo de las personas que me educaron, puedo decir que eran parte de una generación muy vinculada a la política, que hacía vida partidaria y compartía esta vida con su perfil académico. En cambio, la siguiente generación se enfocó en profesionalizar el estudio y no la práctica de la política con el fin de mantener la objetividad, pues era ideal en ese entonces mantenerse alejados del mundo partidario. Ahora bien, hablando de manera personal, aún no se ha presentado la oportunidad de escalar a un involucramiento político. Sin embargo, en algunos casos alumnos míos han hecho vida política y han participado en partidos, y quiero resaltar que aquello no ha disminuido en nada su capacidad de análisis.

  • ¿Nos podría explicar un poco sobre el proceso de creación del grupo de Análisis Político 50+1?

Esta consultora política surge como constatación de que las herramientas que tenemos los profesionales de las ciencias sociales tienen algo más que decirle a la sociedad. Es decir, más allá del uso académico, estas pueden formar parte de la toma de decisiones. También nace con la idea de que la política importa cada vez más en el sector privado. La idea es mediar mediante los conocimientos académicos y metodológicos la toma de decisiones.

  • Usted siendo politólogo ¿Cómo se sintió durante las elecciones?

Como politólogo y persona que requiere estar atento de la realidad nacional, puedo decir que los niveles de estrés y de ansiedad aumentaron. Pasaban tantas y variadas noticias de nuestro contexto político que incluso llegaba a hostigarme y apagar el televisor, así en un ciclo constante, pues inevitablemente uno tiene que informarse. También afectó en varios ámbitos como el trabajo, no por nada dentro de espacios televisivos y radiales se habla de la salud mental. Estas constantes crisis nos afectan. El piso se mueve y puede ocurrir algo que bloquee algún proyecto y se genere mayor tensión y ansiedad. Se dice que ser politólogo en Perú no es nada aburrido, pues pasa de todo. Siempre hay algo de qué opinar.

  • ¿Qué consejo le daría a esta generación que se está formando en Estudios Generales Letras?

Que se expongan a la mayor cantidad de actividades extracurriculares, de conocimiento diferente, eso es valioso y la universidad impulsa estas actividades. También que se vinculen con actividades diferentes a su carrera porque en algún momento los puntos se unen y sirven para hacer otra cosa. Cuando escucho a los jóvenes de ahora veo una vocación por hacer un cambio positivo. Cuando se les pregunta a los jóvenes que estudian ciencias políticas, estos responden que su fin es hacer un cambio en el destino y en el Estado. No pierdan el tiempo, hagan actividades de voluntariado, colectivos, vida política en la universidad. Todo sirve. 

  • Hablemos sobre el entrante Bicentenario del Perú ¿Qué opinión le genera nuestra llegada al bicentenario? 

Ha habido altas y bajas, pero nos hemos mantenido como república a través de estos 200 años. No nos hemos partido en territorios, mantenemos la unidad básica. No hemos aprendido mucho a saldar nuestras diferencias de una manera diferente. Lo saldamos con golpes de estado y pateando el tablero. No hay el grado de madurez esperado, somos una república adolescente, estamos con un complejo de Peter Pan, no querer madurar, eso no corresponde solo a los políticos, sino también a los ciudadanos. El bicentenario va a ser un ejercicio de autocrítica y psicoanalítico del país.

Normalmente, las crisis se interpretan como oportunidades de crecimiento y aprendizaje. En ese sentido, no por nada estamos en una crisis tremenda que es como el punto culminante de una crisis que arrastramos todo este último quinquenio. Esperemos que esto lleve a una reflexión y maduración que pueda ser provechosa económica e institucionalmente. Un presidente débil con un congreso opositor nos podría llevar a pensar que esto podría ser otra vez el quien dispara primero, vacancia o censura. Quizá tengamos una danza de armas nucleares políticas. Ahí será responsabilidad de la sociedad civil defender las reglas de juego y que dentro de la sociedad se siga con el estado de derecho.

  • Muchas gracias, profesor Maldonado. 

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Esta entrevista fue realizada en el marco del proyecto Voces del Bicentenario, coordinado y producido por la Oficina de Promoción Social y Actividades Culturales de Letras (Oprosac)